viernes, 24 de junio de 2011

Arte y ordenador. Elena Asins


Leo en el blog “Arte en Madrid”, del que tanto aprendo y con que tanto disfruto, un resumen amplio de la exposición de Elena Asins en el Reina Sofía de Madrid. Es el empujón que necesitaba para visitarla. 

Durante los muchos meses que permanecí trabajando en Cuenca, mi despacho estaba presidido por las Cuatro Estaciones de Eusebio Sempere. Me asombraba que el paisaje pudiera ser representado con un simple conjunto de lineas de diversos colores. Y descubro ahora que Elena Asins, cuyas elegantes abstracciones geométricas  han llamado mi atención en muchas otras exposiciones, tenía amistad con Eusebio Sempere. Y que ambos estaban en relación con el Centro de Calculo de la Complutense. Arte y ordenadores trabajando juntos. 

Y, ¿qué es esto del arte por ordenador? Pues cubre muchas formas en que el ordenador puede ser utilizado para modificar una imagen, para convertir imágenes en texto (vean por favor una utilidad  que realiza esta función aquí), como herramienta de apunte, o de muchas otras maneras. Pero sobre todo nos referimos al denominado “arte algorítmico”. O sea, un conjunto preciso de órdenes que produce finalmente una salida gráfica con valor artístico.

Con frecuencia las obras creadas están incluidas dentro de la abstracción geométrica. Quizá esté equivocado pero me parece que la herencia del constructivismo (con su creación de realidades complejas sin referencias externas a partir de formas simples) no abarca la totalidad de la abstracción geométrica. Un ejemplo sería este arte algorítmico en que la distancia entre la obra final y los elementos básicos de partida puede ser tan grande (por la facilidad manipulativa del ordenador) que haga sus elementos básicos irreconocibles en la obra final. El cálculo automático facilita el manejo de gran número de elementos y la introducción del azar o de distribuciones estadísticas dentro del algoritmo.

Una maravillosa descripción del Centro de Calculo de la Universidad Complutense, con cierto sabor de programación antigua (lineal, conceptual, no estructurada) puede verse aquí.

Y aquí tenemos la exposición de Elena Asins que resume toda una vida dedicada a buscar armonías ocultas y musicales en las imágenes.  Contiene obras en que el ordenador toma el protagonismo, especialmente en la ejecución o en la elaboración de las variaciones, pero con frecuencia la obra refleja más bien la base teórica subyacente. Este es un ejemplo de una de las piezas expuestas.

Elena Asins. Dolmen de Albi II. Reina Sofía. Madrid

Una serie de cubos alineados del que se ha eliminado una cuña en su faceta superior con diferentes orientaciones. La forma no es demasiado compleja. Sus variaciones nos hablan del cubo completo, del volumen que le ha sido sustraido y también de la forma en que ambas se relacionan. A primera vista recuerda una serie matemática o uno de esos tests de inteligencia en que debe adivinarse el siguiente elemento a partir de los anteriores. El objeto sin embargo parece otro, la obra tiene una cadencia fría, elegante e intemporal. Sospechamos que no puede predecirse el siguiente cubo y que a pesar de todo la serie podría haber sido más larga. Su presencia espacial introduce un rítmo como una frase musical. Nos habla de nuestro aparato perceptivo y de los fundamentos de lo que consideramos armonioso. En su frialdad y ausencia de ecos de la naturaleza vemos los elementos que nos permiten reconocer la belleza, la originalidad y el ritmo.

Un ejemplo similar en dos dimensiones. Prácticamente la misma idea.

Elena Asins. La rotación del menhir. Reina Sofía. Madrid.



Esta limitación del espacio nos sugiere una apertura al infinito como en los elementos de una serie matemática. A veces la obra se expande en una dimesión temporal de gran longitud (hojas y hojas en papel continuo) haciéndonos ver la subordinación de los elementos básicos a la finalidad constructiva, como las notas de una partitura musical. 

Todas esas variaciones están en nosotros mismos, en nuestra forma de definir conjuntos y relaciones de pertenencia, en nuestra forma de adivinar el futuro que no es sino el reflejo de lo que somos capaces de ver. Mercedes en su blog nos habla de la instalación con que finaliza el recorrido: una habitación vacía y oscura como un agujero negro donde no percibimos nada. Queda únicamente el silencio del aparato perceptivo tras desaparecer la percepción, mostrándonos los patrones formales que seremos capaces de reconocer  y valorar. En cierta manera nos hemos introducido en una de las formas y su universo ya es el nuestro.

3 comentarios:

Mercedes dijo...

Jesús, qué bonito, además de didáctico,
de tí sí que se aprende, eres un maestro de la Teoría del Arte.
Eusebio Sempere es un artista que me intrigaba, y descubrí que fue una persona que al final de su vida sufrió mucho, hace tiempo le dediqué un post porque me parece uno de esos artistas quiza poco valorados.
Muchas gracias, como siempre eres muy generoso.
Tu entrada le va a encantar a Elena Asins.
muchos saludos

Jesus Olivan dijo...

Muchísimas gracias Mercedes. La exposición es una belleza como me sugeriste. Y tu escrito estupendo. Elena Asins es una gran artista y sus melodías plásticas una preciosidad. No me resisto a citar la frase de Pitágoras que encabeza la exposición "cultivad la ciencia de los números, porque nuestros crímenes no son más que errores de cálculo". He leído tu entrada de Sampere y es como todas tus entradas fenomenal. Es esta http://artedemadrid.wordpress.com/2010/03/24/eusebio-sempere-en-la-vanguardia/

Mercedes dijo...

Gracias a tí, Jesús.