domingo, 6 de noviembre de 2011

Marcelo Fuentes en la Galería Juan Gris


Marcelo Fuentes expone en la Galería Juan Gris un conjunto muy interesante de visiones urbanas en carbón, acuarela y óleo.

Esta es la portada del catálogo de la exposición,

Portada del catálogo de la exposición


que también puede descargarse en este fichero pdf.

Este es el blog de Marcelo Fuentes en que puede obtenerse  una información muy amplia de su trayectoria y de su obra.

Hace poco tiempo comentábamos las visiones soñadas de una ciudad a partir de Arquitecturas pintadas. La ciudad del siglo XVIII aparecía como ciudad soñada, como escenario de la vida o como ciudad parcialmente inventada. En la obra de Fuentes accedemos a una visión algo diferente. ¿Qué ha cambiado desde el siglo XVIII hasta ahora mismo?

Han cambiado muchas cosas y la exposición de Fuentes da algunas pautas sobre este cambio. La escala se  ha hecho menos humana, las edificaciones todavía parecen tener vida una vida más autónoma al margen de sus habitantes. Constituyen iconos de significado independiente de su uso.

En la escalera del Palacio Nacional de Mejico, Rivera  describe sus sueños para el futuro. Visto desde el momento actual recuerda la Rumanía de Ceaucescu, un sueño convertido en pesadilla. Este es un fragmento.

Diego Rivera. Fragmento de mural del Palacio Nacional Mejico. Tomado de wikicommons.


Pero no solo cambia el objeto. También lo ha hecho el  punto de vista. La fotografía nos ha permitido ver fragmentos o diferentes órdenes de escala. Un ojo de insecto visto como un planeta. Algunos de los encuadres de Marcelo Fuentes adoptan un punto de vista bajo, otros aislan el edificio de su entorno, otros aún lo fragmentan de forma deliberada. El ser humano para el que fueron de una u otra forma construidos está indirectamente representado. Como en los trabajos de Ballester el espectador está implícito en la representación.

Y no solo cambia el objeto y el punto de vista, cambia la forma de ver la realidad. El cubismo con su análisis geométrico, la pintura metafísica con su formalidad onírica. La representación de Fuentes define planos de luz como facetas de una pieza de joyería.

Y cambia la comprensión del color. Ya no es necesaria una representación fiel de la realidad sino más bien una representación adecuada del objeto recreado. La muestra utiliza un amplio rango de valores (distancia entre los tonos más oscuros y más claros) con una pequeña excursión cromática y la utilización de colores poco saturados (para una discusión de estos términos puede verse el post dedicado a Juan Carlos Sanz). El resultado crea un espacio en que cielos, suelos y figuras confluyen en una representación similar.

Y ha cambiado la asunción de la subjetividad. No se trata tanto de que la realidad sea reconocible (se eliminan detalles, no se incluyen claves documentales como título o localización) sino de que se intenta recrear una nueva realidad. Los contornos se desdibujan, las ventanas desaparecen, los detalles se enmascaran.

Pero la exposición, una "arquitectura pintada" contemporánea, tiene también afinidades con las vistas venecianas o las cárceles de Piranesi. Cada época mantiene un lenguaje formal propio. La fria y tortuosa representación presente, como ya pasaba en el siglo XVIII muestra cómo las cosas que creamos toman vida propia y nos asombran. Sin que nos demos cuenta adoptan una presencia y una funcionalidad muy diferentes de aquellas implícitas en la intención con que fueron construidas.

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