jueves, 15 de diciembre de 2011

La acróbata de la bola en el Prado


Me llevan a ver "la acrobata de la bola" de Picasso que está actualmente en el Prado en virtud de un préstamo del museo Pushkin de Moscú. Una sala fantástica, amplia, con un solo cuadro en una de las paredes y un banco que permite disfrutarlo. Este es el cuadro


Picasso. La acróbata de la bola (tomado de Ciudad de la Pintura http://pintura.aut.org/)


Un amplio espacio que como las montañas en los paisajes chinos se va alejando por superposiciòn y porque los colores se van haciendo cada vez menos contrastados en la lejanía. Ausencia de claves espaciales excepto el tamaño de los personajes y las diversas lomas que se pierden a lo lejos. 

En la primera loma un hombre fuerte y anguloso, sentado de espaldas al espectador sobre un cubo mientras una grácil muchacha hace equilibrios sobre una bola. En la segunda loma parte de una familia: una mujer,  unos niños y un perro. En la tercera un caballo pace libre y solo, luego una montaña. Finalmente el cielo. Parece sugerir un contenido simbólico más alla de su belleza formal.

Lo comento con otros pintores y me dicen ¿Como vas a saberlo con certeza? Bueno, hay varios métodos. Es posible que Picasso dejara escrito o comentara algo públicamente. Es también posible que contara algo sobre su sentido en alguna carta o se lo comentara a alguien que a su vez lo recogiera. Podría suceder que vista la obra en conjunto con las realizadas en el mismo periodo se nos desvelaran sus preocupaciones e intereses. Puedo leer la mayor cantidad posible de interpretaciones. Siempre queda un intento analítico desesperado: prescindir de cualquier otra información y ver lo que me sugiere al margen de cualquier otra consideración. Vamos a ello.

Hasta donde conozco Picasso no escribió directamente nada sobre la obra. Sí que escribió algunas cosas sobre la interpretación del arte. Esta es una muestra "Todo el mundo quiere entender la  pintura ¿Porqué no tratan de entender el canto de los pájaros? La gente ama la noche, una flor,  odo lo que les rodea sin tratar de entenderlo. Excepto la pintura, tienen que entenderla".

¿Debemos renunciar a su interpretación? pienso que no. Por un lado Picasso podría mentirnos, por otro lado quizá el propio Picasso no entendiera su obra. No se trataría de algo excepcional.

El cuado fue pintado en 1905. Estaba en la transición entre el periodo azul y el periodo rosa. El periodo azul está constituído por grisallas en tono azulado. El periodo rosa por el contrario mantiene una doble gama de colores complementarios, azul y rosa. Nuestro cuadro es también un ejemplo de ésto. Los temas cambiaron a la vez que la aproximación plástica. Visiten por favor esta espléndida linea temporal y céntrense por favor en 1905. Verán que los bellos y agobiantes temas del periodo azul, tristeza, soledad, desesperanza, seres marginados dejan paso a formas más sociales, grupos familiares en el límite entre la integración y el desarraigo. 

El cuadro permaneció a Gertrude Stein y existen bonitas fotografías (ver pg 251) que lo muestran ocupando un trozo de pared entre otros  muchos. Picasso era amigo de Apollinaire que moriría en 1918. El propio museo del Prado recoge algún comentario de Apollinaire sobre el cuadro. Una interpretación casi cósmica en la linea de la alquimia o de los arquetipos intemporales.

También en ese tiempo conoce a Fernande Olivier con la que convive casi una década. Mucho despues Fernande publicaría un relato de aquella época. Se ha comentado que los numerosos cambios estilísticos de Picasso correspondían con novedades biográficas. No he podido conseguir todavía el libro de Fernande quizá contenga alguna aclaración definitiva sobre el sentido del cuadro.

Vamos a lo que pintaba Picasso en aquella época. Vemos que el esquema de lomas para abordar un paisaje lo había utilizado en algún otro cuadro de la misma época. Los personajes también se repiten entre los diversos cuadros. Al parecer acudía al circo Medrano.  A Picasso no le interesaba tanto el espectáculo como la vida del grupo que lo sustentaba. El personaje de la acróbata aparece en otro cuadro del mismo periodo. Otros temas de la misma época muestran mujeres que enseñan sus hijos a sus parejas,  sólidos grupos familiares, apoyo entre personas de diferentes edades... estructuras familiares en el límite de la marginalidad.

Y ¿qué se ha dicho del cuadro?. Pues muchas cosas y variadas. Se ha destacado que el personaje central piensa sobre la acróbata. Se  ha comentado incluso que envidia su habilidad. Se ha puesto de manifiesto el poder simbólico del cubo y la esfera. Símbolos, símbolos, todos percibimos el valor simbólico de la obra.  Evidentemente el cuadro muestra muchos opuestos (fuerza/equilibrio, azul/rosa, soledad/grupo, cercanía/lejanía, límites angulados/suaves...) todos ellos están integrados en la vida.

Queda un último recurso: pensar en el cuadro al margen de cualquier otra interpretación. Los personajes no interactúan entre ellos. El caballo parece ajeno a todo, la mujer con los  niños y el perro nos da la espalda, la acróbata está concentrada en el equilibrio aunque quizá sienta que puede ser observada. El personaje de primer plano, casi un macho alfa alejado de la manada, tampoco mira lo que sucede. En la plenitud de su fuerza, quizá atisbando su declive, reflexiona. Podría incluso tratarse, como en el cuadro de Gauguin, de una visión. Como en un filme de nuestro tiempo los planos imaginarios y reales no están necesariamente separados. No lo creo. Quizá nuestro protagonista piense en qué hacer con su vida. ¿Soledad, familia, ejercicio, reposo? ¿Qué hacer cuando en la plenitud sientes los opuestos que tiran de tí en todas direcciones?. Sólidos perfectos que debes combinar ejercitando tus opciones. Como el viajero que contempla un mar de niebla atisba mucho mundo pero no tanto en la naturaleza sino en la vida. 

Y así llegamos al final con más preguntas que respuestas. Suele suceder.

2 comentarios:

Mercedes dijo...

Interesantísimo y asombroso trabajo el tuyo, Jesús.
He visto esa obra unas tres veces (la primera también me llevaron) y me parece mágica.
El escritor Muñoz Molina dice que la pintura debería poderse contemplar sentados, sin prisas, y el Prado es de esos pocos lugares que te lo permite, una gozada.
(me está saliendo esto un poco largo, pero esa sala creo que es donde estaban las pinturas de Beruete, del XIX)
saludos y gracias

Jesus Olivan dijo...

muchísimas gracias Mercedes. Totalmente de acuerdo con lo del Prado. Para ver una sola obra se puede ir a las siete que es gratuito hasta las ocho los laborables. Ahora mismo está el vino de la fiesta de San Martín y su proceso de restauración que es una delicia.